jueves. 28.03.2024
ENTREVISTA | Podcast

Mariang: “Ser gracioso por contrato es de las cosas más jodidas que existen”

Mariang Maturana es de Cartagena, Murcia (1998), lleva seis años en Madrid y llegó a la capital cuando aún era menor de edad para estudiar en la Universidad. Asegura que hizo Bellas Artes porque su familia le obligó a estudiar esta carrera: “Ningún padre le dice a su hijo que estudie Artes”. Lo que ella quería era estudiar Periodismo, pero según cuenta sus padres le dijeron a las claras: “Mira tronca, no has abierto un periódico ni visto un telediario en tu vida, a ti lo que te gusta es dibujar”. 

Se define como una "guionista colateral", pero también a veces como una “micro-celebrity de internet”. Escribe los gags del morning show Cuerpos Especiales, dirigido por Eva Soriano e Iggy Rubin en Europa FM. Se levanta a las cinco de la mañana para escribir chistes y dar forma a la escaleta de radio: “Ser gracioso por contrato es de las cosas más jodidas que existen”. Junto a Carlos Peguer formaron La Pija y la Quinqui, uno de los pódcast juveniles más escuchados de España. Durante esa primera temporada en clave amateur, grabado en el salón de su casa con unas cervezas, pidieron repetidamente a varias marcas, como Mahou y Bimba y Lola, que financiasen la idea. Al final ha sido Spotify quien lo ha comprado. 

Mariang en una fotografía de archivo en su cuenta de Instagram
Mariang en una fotografía de archivo en su cuenta de Instagram

Tienes una performance interesante en la que emulas que te sacan sangre y que es una metáfora sobre el trabajo de los creativos en la actualidad, con el mensaje de que “no nos van a quedar ni las entrañas”. ¿Cuál es la parte de este trabajo creativo que más te desgasta? 

No lo emulo: ¡Me sacan sangre de verdad! Sí, sí, sí... Era el final de la asignatura de Performance y yo puse en Instagram: “Oye, por favor, ¿alguien que estudie Medicina estará disponible este día?”. Me contestó un tío y me dijo sí. Me sacó sangre delante de toda la clase. El chaval estaba aprendiendo a usar la jeringuilla y no era precisamente experto. Se tomó 10 minutos con la aguja en mi brazo hasta que empezó por fin a sacarme sangre. Y cuando por fin termina, cojo el vaso y se me cae. Y me dice:

-¿Qué hago?

-¡Sácame más!

-Te vas a desmayar...

-Da igual, sácame más. 

A la performance la llamé Sangre, sudor y lágrimas. Primero porque es una frase que hemos oído todos y segundo porque siento que es es la realidad de mucha gente creativa. Cuando iba a la facultad, aunque no la he pisado mucho, me parecía bastante desolador ver a tanta gente en los pasillos cuando no el mercado del arte y el mundo laboral artístico son un lugar muy, muy reducido". Sinceramente, no pienso que toda esta gente se vaya a dedicar a esto, y de hecho yo me he ido por otro lado.

Estamos también muy intoxicados por la mentalidad liberal de: “¡Si quieres, puedes y puedes conseguir cualquier cosa que te propongas!”. Pero cuando te haces mayor o cuando tienes un mínimo de conciencia, a tu alrededor sabes que hay muchísimos factores externos que determinan mucho más tu vida que tus propias acciones. 

 

En Artes esto pasaba muchísimo. Probablemente estudiar Artes es un suicidio colectivo. De esto me di cuenta el último año porque cuando entras en la carrera empiezas con mentalidad de instituto y te parece que te queda mucho por delante. Pronto se pasan dos o tres años y cuando estás a punto de acabar dices: ¡Hostia! Siento que, más que aprender, he desaprendido muchísimo: no estoy preparada para el mundo laboral y todo lo que tendría que hacer para buscarme la vida en el mundillo del arte. Ahora mismo el paradigma artístico ha cambiado mucho: casi todo el diseño es publicidad. Y es trabajar de mercenario. O sea, es trabajar de lo que te pidan y lo haces porque tienes que comer. De hecho ahora mismo el mercado del arte no existe como tal, a no ser que sea de una esfera muy pequeña o que tu padre sea rico, básicamente.

Entonces, la gente que estudia arte generalmente acaba en eso, en empresas de publicidad, de empresas de creatividad, trabajando para clientes que son marcas: Tous, Toyota, Iberdrola haciendo diseños para sus campañas.

Ahí tienes que adaptarte al cliente, tener una conversación con él cliente en la que le estás intentando vender algo porque él no sabe de arte, no sabe de diseño. Y lo que quiere es esto: entonces ya no es solo el trabajo de diseñarlo y elaborarlo, sino que tu trabajo es convencerlo, y eso no está remunerado aunque es la parte que más cuesta... Llega un punto en el que te sientes un estafador porque sientes que estás engañándole, pero no, estás llevándole por donde tienes que llevarle para que sepa cuál es tu trabajo, qué es lo que estás haciendo y por qué no estás haciendo. Ahora mismo en el diseño y en el arte existe un subtrabajo oculto que es este de negociadores. Y por eso no recomiendo a nadie que estudie Artes. El paradigma artístico ha cambiado demasiado, ya no es lo que teníamos en mente. Si te gusta dibujar y te gusta pintar... Esto va a sonar muy mal, pero hazlo en tu casa. Porque una de mis peores decisiones ha sido estudiar Artes...

Quizás el talento que se ve en tus trabajos y dibujos se hubiera perdido... 

Cuando empecé en la carrera lo vería como una obligación. Ahí se me jodieron totalmente mis ganas y mi obsesión. Si alguien hace algo con la intención de que sea arte, eso por alusiones, ¿es arte? Yo estoy muy en desacuerdo, para esto soy muy nazi. No es arte. El arte murió en el Renacimiento. Conforme llegó el mecenazgo, ahí murió el arte.

Ahora veo muy interesante que sea el arte el que se está sublevando contra el sistema. Una sublevación muy pequeñita, como un pinchazo de aguja. Pero bueno, deja a los chavales que roneen. 

Ahora lo que se entiende como arte es reivindicativo. No están la técnica ni el contexto que había antes, pero existe una tendencia en reivindicar movimientos, ideas o reivindicar a secas en base a performances, cuadros, textos, lo que sea, cosa que veo muy interesante. A la vez es la trayectoria lógica que tendría que haber desarrollado el arte en su momento... Pero es que el arte está supeditado a mil cambios sociales. El arte se concibió como tal a partir del Renacimiento y se empezó a utilizar como una herramienta para hacer crecer a reyes, papas: todo eso. El arte siempre fue una herramienta del sistema. A mí me gusta. Y la performance es básicamente eso, no es arte. Para mí es una filosofía gráfica.

¿Algún referente en las artes plásticas o artes escénicas? 

Sí, Tracey Emin. Un verano estuve en Londres y fui a la Tate Gallery una obra suya que se llama, en español, Todos los hombres con los que me he acostado. Y es, literalmente, un reflejo de todos los hombres con los que se acostó... Es como una tienda de campaña y dentro están bordados todos los nombres de un montón de gente: ¡Es literalmente el pódcast! Me gustó mucho porque me pareció bonito, estéticamente guay. Me compré un libro de su autobiografía y a día de hoy la respeto bastante como tía, me parece una superviviente y me gusta mucho su personalidad. Está como una puta cabra... la verdad es que la tendrían que internar absolutamente ya.

Me gusta mucho su forma de trasladar todo lo que ha vivido a las artes plásticas. Toda la gente que se monta un imperio en base a sus trabajos para mí es un robo, no hay cosa que me gustaría a mí más que hacer eso. O sea, que te respeten porque tu discurso sea: “Lo he pasado muy mal y, como lo he pasado mal, hago esto, y que sepas que te voy a joder a ti, a ti, a ti y a ti". Unos huevos bien puestos, y que lo haga bien y con gusto. Es una tía con la que me encantaría hablar, aunque posiblemente me daría un puñetazo. 

Cuando te plantas con un albornoz morado, un tendedero de ropa, una lechuga, dos sillas y una compañera frente al Palacio Real, una de las zonas más turísticas de Madrid, para hacer una performance... El estupor de los transeúntes es un espectáculo. ¿Qué intención había detrás de ese proyecto, cómo fue el proceso creativo?

Esta actuación, como lo de sacarme sangre, eran trabajos para la asignatura de Performance de la Universidad y para este trabajo había que descontextualizar y de una forma poco común, tenía que fingir que estaba tan normal en casa...:"Vale, pues tender la ropa es una cosa que podemos hacer con pocos recursos. Yo cojo el tendedero de mi casa, cojo ropa, nos ponemos un albornoz y hacemos lo que tendríamos que estar haciendo un sábado por la mañana". 

Claro, nosotras íbamos con la mentalidad de hacerlo durante dos minutos, que mi colega lo grabase y nos pirábamos... De pronto empieza a venir peña y a quedarse mirando… "¿Que hacemos?", me dice mi colega. "¡Seguir!". Me parecía más patético recoger cable a seguir con la coña, que estaba muy divertida.

Me gusta mucho porque también he perdido toda la vergüenza gracias a esa asignatura. La verdad es que fue muy interesante y me lo pasé muy bien. No hay un trasfondo social, en plan, contentarnos con sacar de contexto algo que se suele hacer dentro de tu casa y ya está. Lo hicimos con la mentalidad de que era un trabajo de la Universidad, y yo quería sacarme la carrera. Teníamos otra idea pero al final la dejamos porque teníamos miedo de que nos pusieran una multa: era hacer una tortilla de patatas en mitad de la Plaza del Sol. Pero claro, no sé hasta qué punto se puede utilizar un camping gas en Sol. Me gustaría retomar el tema y hacerlo aunque sea sola. 

Avisa...

En todo lo que hago me gusta ser muy costumbrista, reivindicar mucho el papel de la tradición. Soy de Murcia, mediterránea, tengo mucho arraigo y siempre que puedo me gusta imitar ese costumbrismo de las sillas de plástico en la calle por la noche, en verano. Todo eso me gusta mucho, de hecho algunos de mis tatuajes son bastante costumbristas. He llegado a tatuar un cocido y otro que me gustó mucho es un dibujo de unas servilletas de bar en las que pone "Gracias por su visita".

Creo que bebo mucho de todo eso de la vida diaria de España. Y creo que, como persona joven, hay un punto en el que te vuelves contra el sistema. Tú odias a España y eres la excepción española, pero cuando creces te das cuenta de que el hecho de que te guste España o la cultura española no es de facha, tío. O sea, somos un país muy rico en todo y en cultura somos la polla. Lo que pasa es que el síndrome español es siempre creerse de menos y nos ha pasado siempre. Entonces hay que romper una lanza a favor de la cultura de nuestro país, porque es la polla. Y las nuevas generaciones tenemos que levantarla: si no nos lo creemos, no lo vamos a conseguir.

De hecho, cuando estás fuera te das cuenta de que los extranjeros adoran España 

Es que nosotros nos hemos hecho pensar así. Estaría bien nacer con el pensamiento de: "Mi país es la polla, mi cultura es la polla. Cenamos a las diez de la noche". Y no estar siempre con el complejo de “quiero ser Europa, quiero ser europeo”... La mierda que comen y lo de acostarse a las siete de la tarde. O sea, disfruta del puto país que tienes, que es una pasada: es que soy la putita del Mediterráneo. Todo lo que es España, Italia, Grecia y todo eso, yo lo veo mucho más cercano a mí que Francia o Inglaterra. Siempre hemos intentado ser como Francia o Inglaterra.

Me acuerdo de que con 15 años lo más de lo más era Londres...: "Qué guay lo que hacen y joder, ¿por qué no somos así en España?" Porque somos mejores. A nivel anímico, además, se nota mucho: la gente de Europa es mucho más fría. En el norte de Europa hay un trabajo que consiste en ir a las casas de gente mayor para ver si siguen vivos, porque los hijos llevan siglos sin hablar con sus padres. O sea, la soledad y todo eso en Europa es una mierda. 

¿Por qué elegiste ese nombre para tu cuenta de Twitter?

Porque estoy absolutamente traumatizada por la Complutense. Me ha jodido la puta vida, la odio. Me metí en la cuenta de Twitter porque me aburría y no había pensado todavía en el nombre del usuario. Pensé: me hace un poco de gracia... De hecho, no es complutense, es compIutense, pero la I está en mayúscula para que pareciera una L...

¿Para ti qué significa esto de la “cultura de internet”? 

A ver, he estado en internet y en Twitter  desde los 14 años: para mí en ese momento era algo normal. Pero luego viéndolo en retrospectiva, a la gente con 14 años, digo: ¡Hostia, tío! Saltaste tú sola a un foso de tiburones porque internet, evidentemente, no es la calle. En internet se junta sin ningún tipo de filtros gente de 14 años con gente de 28. Cuando tienes 14 años quieres ser la más interesante, la más inteligente, lo más de lo más.

Yo caí en la trampa de internet de creerme lo que decía la gente más mayor que yo porque presuponía que eran más interesantes y tenían mucho más discurso. Entonces esto lo reivindico siempre: no hay nada peor que caer en un discurso de internet que no te crees, porque es muy desmontable y te mina bastante como persona. Porque claro, no puedes defender tu discurso, no puedes argumentar nada de lo que tú piensas porque te lo ha impuesto la cultura de internet. No es que esas personas más mayores que tú estén adoctrinando a críos en redes, pero sí están soltando un discurso que puede no tener ni pies ni cabeza y tú te lo crees porque lo dice alguien con más edad.

La gente que se mete contigo en Twitter es gente que nunca te miraría a los ojos en la vida real, es gente a la que le da vergüenza pedir una pizza por teléfono. 

En ese momento no estaba preparada como para verme expuesta a tantos estímulos de tanta gente, a tantos pensamientos... Me fui de Twitter porque sentía que estaba cometiendo un error. Pero es que siempre va a haber gente de 14 años en Twitter: creo que es un ciclo que nunca acaba. La cultura incel es una mierda por eso, porque la vida real e internet son cosas totalmente contrapuestas. 

Incel es un término que nace y se populariza en internet y es la abreviación de involuntary celibate: celibato involuntario. Se define como una subcultura, ideología, identidad o movimiento en línea caracterizada por la misoginia, la violencia contra las mujeres, así como el odio. Los incel, comúnmente, serían incapaces de mantener relaciones afectivas o sexuales con mujeres.

 

En La Pija y la Quinqui en ocasiones Carlos Peguer y tú habláis de temas que afectan a los jóvenes, sobre relaciones amorosas o desenlaces fatídicos. ¿Es también una forma de desahogo este pódcast o tiene cierto voluntarismo por hacer visibles esa problemática?

Me he desahogado muchísimo en entornos de amistad, así que no necesito hacerlo en el pódcast, estoy curada de espanto. Esto lo hago totalmente queriendo advertir a la peña. Y no digo nombres porque me pueden multar, pero si pudiese decir nombres... Lo haría. La coña es que empezamos este podcast diciendo que lo hacíamos porque queríamos ganar dinero, pero también es verdad que detrás de esto hemos estado muy mal, seguimos muy mal y queremos advertirte de cómo se desarrolla a veces la vida, de que esto puede pasarte, que no todo es tan divertido en una ciudad grande y que los cambios hacen más mella de lo que piensas. De que conforme vas creciendo, tomas decisiones y cometes errores, las equivocaciones pesan más y tienen más consecuencias de las que crees.

Cuando te haces mayor todo se complica, pero hasta que no lo vives en primera persona es diferente. Estoy experimentando una serie de cambios de madurez que me desestabilizan completamente. Yo no sabía que hacerse mayor era esto... de que de pronto me tengo que ver envuelta en mil variaciones. Tengo que ser la que decide pero también involucra a otra gente. Pero no somos nadie para educar. No somos nadie para decir a la gente cómo vivir. A veces, hablando, parece que sentenciamos mucho... pero es simplemente nuestra forma de hablar. Es para que la gente sepa que esto puede pasar, que creemos que somos gente totalmente normal y, como tal, si nos pasa esto a nosotros tal vez puede pasarte a ti. 

En el podcast de La Pija y la Quinqui a veces das consejos o hablas para un target de gente joven. 

Todo lo que estoy diciendo en el pódcast va orientado a lo que me hubiera gustado escuchar cuando tenía menos de 20 años. Realmente no sé cuál es nuestro target, no tengo absolutamente ni puta idea porque conozco gente con 30 años que nos escucha y a la que le gusta muchísimo, y luego también tenemos oyentes con 16. Hay algo que hacemos muy bien dentro de las cosas que hacemos mal, que son muchísimas, y es que tenemos totalmente claro de dónde venimos. Nos hemos dado cuenta de cómo funciona la vida, hemos sabido siempre cuál es nuestro sitio y cuáles son nuestras limitaciones y lo que tenemos que hacer para superarlas. ¿Que luego nos equivocamos? Sí, como unos subnormales. 

¿Cómo te adaptaste a Madrid? ¿Cuándo empezaste a asimilar el ritmo de la ciudad y a sentirte cómoda en ella? 

Asimilar que Madrid es como es: es que te dé la hostia en cuanto pones un pie en la calle. Y más si vienes de una ciudad pequeña. Es todo masivo. Yo continuamente estaba intentando huir de Cartagena porque sentía que no era mi sitio y tenía un poco de ínfulas de grandeza. Pero no puedes pedirle peras al olmo. Si tienes 16 o 17 años y  has estado toda tu vida viviendo en una ciudad pequeña, no puedes llegar aquí y sentirte a gusto. Entonces a mí me dio una hostia venir a Madrid en cuanto puse un pie en la calle Fuencarral. Me adapté a ello con el tiempo. Tardé bastante en sentirme cómoda y poder moverme sin Google Maps, casi un año académico. Me costó seis meses considerar la ciudad como un territorio no comanche. 

¿Cuáles fueron tus primeros pasos para para entrar en el mundillo del guion? 

Durante el confinamiento, supuestamente se acababa mi cuarto año de carrera y estaba absolutamente como una puta cabra buscando prácticas o lo que sea, porque es que me veía en la calle habiendo estudiado Artes. O sea que estaba en primera línea de fuego con la pandemia mundial: pensé que se iba a joder el mercado laboral más de lo que ya estaba. Buscando prácticas no me cogían en ningún sitio. A mitad de año recibo un mensaje de Instagram que dice:

Llamé y lo primero que le dije fue: "Oye tío, de verdad, que no tengo experiencia en nada y no sé hacer nada". Y me dijeron: "No, no, nos da igual, queremos tu perfil, te queremos a ti". Y empecé trabajando de Community Manager en ese proyecto. Al final de la temporada me pasaron a otro proyecto de la misma productora, que es StoryLab, un morning show como guionista... Empecé de rebote, por eso siempre digo que soy guionista colateral

Trabajas para Europa FM, en Cuerpos Especiales, con Eva Soriano e Iggy Rubin. ¿Cómo llevas esto de escribir guiones humorísticos a primera hora de la mañana? 

Una mierda. Yo me levanto a las 5 de la mañana. Mi jefe Toni Garrido nos dijo al principio: “No pasa nada, el cuerpo se acostumbra”. Hace poco tuvimos una reunión con él Carlos y yo, y le dijo:  “Estoy muy enfadado contigo porque nos dijiste que nos íbamos a acostumbrar y no”. Y responde: “Ya, os mentí un poco”. 

El cuerpo no se acostumbra, o sea, el cuerpo se puede acostumbrar a despertarse a las siete, a las ocho. Pero levantarte todos los días cuando todavía es de noche es una soberana mierda. O sea, yo llevo trabajando ya 3 horas y media, son las 8 y media y la gente todavía está en la cama.

Te cambia totalmente la percepción del día. Y también es una carrera contrarreloj trabajar de guionista en un programa diario porque somos un equipo muy pequeño. Hay que hacer chistes y ser gracioso por contrato es de las cosas más jodidas que existen. Encima yo no soy una tía especialmente graciosa. Pero el hecho de que todo tu mundo gire en torno a hacer gracia, es jodido: estoy empezado a notar un cierto cansancio mental del tipo: “No puedo pensar siempre en hacer gracia, ¡ya no me sale!”. O repito las coñas en el pódcast... Hay un punto en el que tengo que seleccionar qué tipo de coñas van para cada contenido. 

Es rarísimo porque la gente te dice: “Pero vete a dormir más pronto”. Y tío, que no me sale: soy una persona de 23 años, me es imposible ir a dormir a las 11. Encima estoy haciendo un curso de creatividad que fue una gilipollez, se me fue la pinza. Es que hay que ser subnormal porque esto no me servía para absolutamente nada. Me equivoqué completamente.

Pero algo salvarías de tu trabajo, ¿no? 

A ver, sí, hay una parte buena de este trabajo... Ni que estuviese picando piedra, tío. Básicamente te puedes ir cuando termines las tareas que tengas que hacer en el día. Y esto puede ser guay y una mierda, porque a veces he salido al mediodía, pero en otras ocasiones termino a las 6 de la tarde. Esto es un trabajo a contrarreloj y cada vez eres más exigente con lo que escribes. O sea, no puede repetir coñas, chistes, punchlines. Tiene que ser algo innovador, fresco, etc. Pero es que es diario, entonces entras ahí en la disyuntiva de: ¿Me esfuerzo o simplemente doy lo mínimo por lo máximo? Evidentemente lo he pensado muchas veces. Me quiero ir a mi casa a comer. Pero soy perfeccionista, Eva e Iggy son colegas y no les quiero defraudar. Me han dado esta oportunidad cuando realmente no he hecho nada para conseguirlo, así que siento que tengo que demostrar que ese es mi sitio. 

Pero joder... Es que llega un punto en el que estoy tan comida por la cultura de internet, que me siento mal en este trabajo. Siento que a veces te culpan por tener un trabajo y sí que he tenido mucha suerte, pero eso no significa que sea una enchufada.

Me han llegado a llamar enchufada y no tienen ni puta idea. Luego me han dicho que estoy aquí porque mis padres no sé qué… ¡Que mis padres están en Cartagena! Mi madre es profe de infantil y mi padre vende cursos de formación

No tienen absolutamente nada que ver en esto. Entonces siento que somos una generación que nos ponemos continuamente la zancadilla los unos a los otros, que estamos siempre creyéndonos condenados al fracaso y todo eso está en la boca. Pero en cuanto alguien consigue mínimamente salir del barro, muy pronto nos tiramos encima de esa persona. 

La escritora argentina Tamara Tenenbaum escribía  en Twitter: “Fingir autoconfianza es el mejor aprendizaje sobre la faz de la Tierra. Tiene una solo una desventaja: que la gente te cree”.

Qué buena. Parece que tengo confianza en mí misma, porque me pongo delante de una cámara y hablo sin problemas de lo que me pasa: de mi vida, mis traumas, de lo que pienso… Pero al mismo tiempo siempre digo que soy una tía insegura que no sabe absolutamente nada de la vida, ni de la suya ni de la de los demás. De nada.

Que no sé manejarme en el mundo adulto. Y llega una carta de Endesa y me pongo a llorar porque no quiero abrirla, porque como sea un cargo es que me suicido porque estoy a fin de mes y me quedan 22 pavos en la cuenta. 

Entonces, ¿fingir confianza conmigo misma? A veces es totalmente obligatorio fingir confianza en ti misma, porque en cuanto alguien te vea que titubeas un poco te conviertes en un blanco fácil. ¿La putada? Que llega un punto en el que fingir seguridad en una misma es la norma en el día a día, en el trabajo, con gente con la que no tienes confianza. Y suena muy frío, pero creo que es totalmente necesario que seas el gigante de hierro. 

Te escuché hablar en el primer programa sobre El arte de amar, de Erich Fromm. ¿Qué te marcó de esta lectura?

Yo hace muchísimo tiempo que no leía y El arte de amar fue el primer libro que leí, después de tres o cuatro años, y me gustó mucho porque todo lo que leía había sido escrito antes de que nacieses y eso rompe bastante los esquemas. La vida y las relaciones humanas han sido siempre iguales. No importa internet, no importa Twitter, no importa Tinder. La vida ha sido siempre igual... Aunque también es verdad que Fromm es un machista de cojones. Separa el amor en diferentes formas: está el amor paternal, el amor, el amor sexual y dos más, no me acuerdo porque lo leí hace dos años. Cuando lo leí no estaba en ninguna relación y no conocía el amor romántico como tal... Entonces este libro es un jarro de agua fría y bastante desolador.

Pero el libro que más me ha marcado es el Ensayo sobre lo cursi de Ramón Gómez de la Serna, que es un ensayo muy pequeñito, de 20 páginas, que habla de lo cursi bueno y de lo cursi malo. Hay una frase que para mí es como un puñetazo en el estómago que dice: “Lo cursi bueno está tramado con los cabellos de la novia que era la adecuada pero que nunca se encontró”. Es decir, hay una persona adecuada, pero a veces se encuentra y a veces no, y nunca lo vas a saber. 

¿Hay alguna serie que has seguido y ha sido referencia para ti?

¡Buah! No soy muy de series, la verdad. Me acuerdo mucho de que vi Cómo conocí a vuestra madre con 15 años y la odié porque estaba en mi época feminist. Todo lo que no entraba en mi concepto de lo que tiene que ser la sociedad era una mierda y ¡machista! Y no puedo ver más allá de eso. Cuando la volví a ver siete años después dije: "¡Hostia, yo soy esta serie! ¡Literal!" Y es una serie en la que me he visto reflejada, también mi entorno, conforme la veía e iba pasando el tiempo. Y ya está, no hay más series. 

Haces dibujos ultra divertidos y tatuajes a tus amigos, ¿es pura diversión o te gustaría dedicarte a esto? 

Comencé a tatuar a raíz de salir del confinamiento porque dije: "Me voy a comer los mocos, así que voy a aprender a hacer algo que me interese". Y llevaba mucho tiempo con la mosca detrás de la oreja de aprender a hacer tatuajes. Me compré un paquete de agujas, un botecito de tinta y empecé a tatuar limones para practicar. Al tiempo, me dijo una colega: "Oye, ¿me tatúas?". Y dije: "No, estás como una puta cabra, no sé tatuar". Y a los dos minutos le digo: "Bueno, sí, sí, te lo hago". Y empecé a tatuar así... Sí que es por diversión, yo realmente no me quiero dedicar a esto.

El tatuaje ha hecho que vuelva a dibujar un poco, porque me gusta tatuar lo que dibujo; si no, me la suda. Entonces sí que he desarrollado mucha creatividad en base al tatuaje. Me gusta hacer cosas… yo que sé, un cigarro. A veces le dijo a la gente que me proponga cosas para dibujar: "Pero ten en cuenta que este dibujo lo voy a hacer en un minuto". Entonces me piden cositas pequeñas y yo en un  minuto lo hago... Así que todos mis tatuajes están hechos en menos de un minuto.  

Dibujo de Mariang creado en un minuto publicado en su cuenta de Instagram.
Dibujo de Mariang creado en un minuto publicado en su cuenta de Instagram.

Por ejemplo, tengo tatuado un vaso de agua de Ikea en el dedo gordo del pie y es cómo: "Vale, realmente, ¿por qué me he hecho esto?". Me lo hice yo, borracha, que es una idea pésima.

Me tatué a tinta blanca "mala praxis" en el muslo, pero me aburrí y lo dejé a medias. Y ahora pone “mala praxi” Y nunca lo terminé, me hace un poco de gracia que se quede así. Porque como soy murciana, tampoco digo mucho la 's'. 

 

¿Color o blanco y negro?

Color, blanco y negro ¡Color!  

La televisión.

Mierda.

La infancia.

Bonita.

Pedro Almodóvar.

La hostia, el costumbrismo.

El éxito.

Da miedo, es vértigo.

¿Un museo?

Para mí Museo es 2017, cuando estudiaba artes. Ahora no voy a un museo ni a punto de pistola. 

La desesperación.

El día a día.

Fotografía.

Aburridísima.

La universidad.

Psicólogo.

Existencia.

¿Qué se le va a hacer?

Picasso.

Mi padre. Es su pintor favorito. 

Una artista visual.

Tracey Emin.

Internet.

Purgatorio.

Malasaña.

Purgatorio 2.0.

¿Una película?

Historia del Kronen.

 

Mariang: “Ser gracioso por contrato es de las cosas más jodidas que existen”