Es incuestionable el papel que juegan los medios de comunicación actualmente en nuestra sociedad, sobre todo en estos últimos años, en donde Internet ha cobrado mucho protagonismo en cuestión de dar información. No obstante, la televisión sigue siendo nuestro medio preferido y depositamos en ella una confianza ciega para informarnos y entretenernos a diario sin apenas practicar ningún tipo de esfuerzo.
Según el último Análisis Televisivo 2017 de Barlovento Comunicación, los españoles pasamos una media de 240 minutos al día frente al televisor, que equivalen a cuatro horas diarias de nuestro tiempo. E incluso los datos indican que, aún no habiendo subido en los últimos cuatro años la tasa de demanda televisiva, el año pasado aumentó notablemente dicho porcentaje. Siendo o no consciente de ello, la televisión es responsable de crear y «amoldar nuestra sociedad, educación e incluso nuestra propia cultura de consumo.
Pastor evangélico pisotea la bandera LGBTI en la cadena chilena Vía X I Foto: Facebook
Desde que somos bien pequeños nos encontramos expuestos a la TV de forma consecutiva sin apenas darnos cuenta. Nos hallamos ante una realidad efímera creada por la televisión, donde los patrones tradicionales y los prejuicios sociales nos encaminan a perder la propia identidad. Los estereotipos son constantes en los medios y, obviamente, el colectivo LGBTI no se salva de ellos.
Programas de televisión como Sálvame, First Dates o ¿Quién quiere casarse con mi hijo? se abanderan de ser «gayfriendly» por contar con la participación de personas gais, lesbianas, bisexuales o transexuales, no se cuestionan la verdadera «fachada rosa» en la que se escudan. Esto es un claro ejemplo del «pinkwashing» en televisión que, en el contexto de los derechos LGBT, la variedad de estrategias políticas y de marketing dirigidas a la promoción de instituciones, países, personas, productos o empresas, apelan a su condición de simpatizantes LGBT con el objetivo de ser percibidos como progresistas, modernos y tolerantes.
La representación LGBTI en la televisión
Los hombres gais suelen ser los favoritos dentro del colectivo LGBTI para salir en televisión. Es el caso de presentadores como Jesús Vázquez, Jordi González o Jorge Javier Vázquez, los cuales son conocidos por presentar programas y realities españoles de gran audiencia, con fines de entretenimiento y/o, generalmente, enfocado al público femenino (como pueden ser programas de prensa rosa). En el resto de formatos televisivos como los informativos, la presencia de las personas que disfrutan de su sexualidad de forma abierta, es escasa o incluso nula.
Pero, ¿por qué los hombres gais, en comparación con el resto de personas que integran el colectivo LGBTI, son los preferidos para salir en la televisión? Aquí juegan los estereotipos y clichés sociales ante dicho colectivo y el machismo que persigue a todas las mujeres cada día. Perjudica esencialmente a las mujeres lesbianas, las cuales sufren una segunda discriminación: primero por ser mujer y, luego, por su condición sexual.
Si analizamos dicho contenido televisivo nos damos cuenta de que, normalmente, estamos presenciando una constante falta de normalización del colectivo, fomentada por parte de estos programas y cadenas de televisión.
Respecto a los hombres gais, no hay término medio: o los presentan como una «simple burla inocente» repleta de estereotipos, presentándolos como verdaderos «drama-queens histéricas» (como es el caso de Víctor Sandoval en Sálvame) o los representan de una forma normativa y «correcta» desde un punto de vista heteropatriarcal.
Gráfico que indica la representación LGBTI en la TV I Glaad.org
Las mujeres lesbianas apenas tienen representación televisiva o son representadas a imagen y deseo para un hombre heterosexual. La única presentadora que presenta abiertamente lesbiana en España, y tiene un cierto reconocimiento, es Sandra Barneda. Da voz al reality show "Supervivientes". No obstante, no podemos olvidar la constante presión a la que es sometida últimamente la presentadora tras contratar a su novia Nagore Robles como colaboradora del mismo programa. Los medios y gran parte de la sociedad las reconocen por ser pareja y por su orientación sexual, no por su profesión. Un ejemplo de ello fue la noticia que publicó Formula TV el pasado 20 de mayo, titulada «Nagore Robles coquetea con Sandra Barneda en 'Conexión Honduras': "Vengo de novia, ¿te gusto?"».
Por otro lado, la representación de bisexuales y transexuales en televisión es muy escasa. Los hombres bisexuales son totalmente invisibilizados. Sin embargo, las mujeres bisexuales, al igual que las mujeres lesbianas, son representadas de una forma hipersexualizada bajo un deseo heteropatriarcal. Las únicas mujeres abiertamente bisexuales que aparecen en este tipo de formatos televisivos son –mayoritariamente– actrices porno, tales como Lucía Lapiedra, entre otras.
Las personas transexuales y transgéneros apenas son visibilizadas en la televisión y, cuando aparecen, son ridiculizadas constantemente, como les sucedía a la vedette, cantante y actriz Cristina La Veneno o a la artista y cantante Manuela Trasobares.
La televisión y los roles de género
Los medios de comunicación y, esencialmente la televisión, favorecen la creación de los «roles de género» mediante la publicidad, series, películas, programas y demás contenidos que publican diariamente. Nuestra sociedad está esclavizada a cumplir constantemente estas «reglas sociales y culturales». Estas pautas nos indican que es lo «masculino normalizado» y lo «femenino normalizado». Por el contrario, el incumplimiento de estas normas haría que la persona en cuestión fuera discriminada y marginada… ¿De por vida?
Y es que, aunque los medios nos sigan haciendo creer que vivimos en una sociedad española tolerante, todavía tenemos mucho que trabajar y pulir para acabar con estos patrones tradicionales de género que nos han inculcado implícita y explícitamente desde la infancia. Solo así podremos ser libres de etiquetas. Y, para librarse de estas de una vez por todas, la reconstrucción de valores y su respectivo sentido crítico y autocrítico resultarán infalibles.