Una conversación de tú a tú entre la academia y las calles

Todo lo que se investiga debe ser compartido porque no hay utilidad para el conocimiento que se queda guardado a siete llaves. Un estudioso o un intelectual no sólo debería conocer distintas maneras de leer la sociedad, tiene la importante misión de saber comunicarse con ella. Si bien en las universidades nos orientan a publicar artículos como forma de divulgación de las indagaciones o de nuestras ideas, es evidente que la penetración de las revistas académicas queda restringida a un círculo muy pequeño de lectores. En este sentido, más que ser leído, la intención suele ser “rellenar el CV” o “tener prestigio” a partir de “publicaciones indexadas”. Pese a que yo también he recorrido ese camino en mi brevísima trayectoria académica, las veces en que más he compartido reflexiones y debatido sobre mi investigación han sido charlando, sin pretensiones, con gente que se ha interesado por lo que tenía que decir.

La gente anda haciendo cosas extraordinarias en cada rinconcito del mundo. Hay que construir puentes, tejer redes, escuchar otros saberes y ser leídos, de manera que podamos ampliar el alcance de nuestras voces. No basta ser plural, es necesario concebir otras formas de ser, vivir y pensar. Hay mucho que contar, pero, sobre todo, mucho que aprender.

Contrarrestar la calidad solitaria de investigador de las muchas cuestiones que me intrigan y para las cuales no puedo encontrar respuestas pasa por iniciar otro canal de comunicación: mi propia columna en la Revista Transversal. Siendo estudioso de las Ciencias Sociales no puedo evitar preguntarme: ¿Es posible teorizar en el periodismo sin perder el horizonte del hecho que se quiere reportar? ¿Es posible transformar en formato periodístico una investigación, sin perder el ímpetu de rigurosidad metodológica? Si la intención es comunicarse mejor, por qué no probar…

En esta columna quiero compartir mis inquietudes, utilizando herramientas analíticas y conceptuales que pueden ayudar a analizar la realidad concreta que nos rodea. Propongo un ejercicio que parte de la diferenciación entre los grandes acontecimientos de la historia y la vida cotidiana de la gente, para luego encontrar sus entrelazamiento:, el lugar donde “coinciden dos universos, dos géneros de vida que son ajenos uno al otro, y cuyas masas respectivas encuentran su explicación, sin embargo, una gracias a la otra” (Braudel, 1985, p. 12). Más que aludir a los conceptos superficialmente, quiero presentarlos de forma didáctica, para que tomen forma y puedan dibujarse en los aspectos de la vida real.

En esta columna, La gente anda haciendo, vamos a desenredar conceptos de las Ciencias Sociales que nos ayudan a entender el mundo en toda su diversidad. A partir de los trabajos de estudiosos latinoamericanos abordaremos la interculturalidad, la pluriculturalidad, la multiculturalidad, y otras nociones, para poder diferenciarlas y comprender la manera en que atraviesan la sociedad. ¿Conversamos?

 

Daniel Freire es internacionalista brasilero-boliviano, especializado en Estudios Contemporáneos de América Latina. Investiga la lucha de los pueblos y naciones indígenas frente a los Estados-nación en América Latina, especialmente por medio del derecho a la autonomía, libre determinación y autogobierno. También indaga las temáticas de la plurinacionalidad, multiculturalismo e interculturalidad. Es a través de este último concepto que articula su columna en la Revista Transversal, La gente anda haciendo, a partir de ejemplos de experiencias concretas de movimientos y organizaciones sociales.