Los medios de comunicación configuran la realidad en la que vivimos, crean el mundo que conocemos y señalan dónde debemos mirar. Por esta razón resulta adecuado preguntarse quién es ese grupo de personas que decide cómo vemos el mundo.
Este aspecto es de vital interés teniendo en cuenta que los medios de comunicación son fuente de aprendizaje de conductas sociales y que resultan incluso más influyentes que las escuelas. Los medios tienen el gran poder de contribuir al imaginario común de la ciudadanía y de erigirse portavoces de sus demandas. Si los medios son la vía para denunciar las injusticias deben ser estos ejemplo de igualdad y pluralidad.
Parece razonable pensar que un equipo de edición masculino tome decisiones que traigan consigo una menor sensibilidad en torno al machismo, la violencia de género, la violencia machista institucional, la brecha salarial o el lenguaje sexista.
Las mujeres no llegan a la dirección en prensa escrita
Analizamos 16 diarios generalistas, digitales e impresos, en cuyas páginas web se indican los nombres de las personas que configuran sus equipos de dirección y redacción. Sólo cuatro de estos diarios están dirigidos por mujeres: El Huffington Post de Prisa, dirigido por Monserrat Domínguez; El diario 20 minutos, dirigido por Encarna Samitier; el Diario Público dirigido por Ana Pardo de Vera; y La Marea por Magda Bandera. Representan el 25% de las personas al cargo de la dirección de los medios.
Hoy en día se observa una inclinación positiva en la que "hay algunas" mujeres dirigiendo "algunos periódicos", pero el periodismo sigue siendo una profesión en la que los altos cargo son, principalmente y por tendencia, masculinos.
Los medios impresos no son paritarios en sus equipos de dirección
Las mujeres no son las directoras de los medios escritos. La única razón posible para esta situación es la discriminación por género, ya que si atendemos al Informe Anual de la Profesión Periodística de 2016 hay más redactoras que redactores en medios impresos. Lo cual indica que hay más trabajadoras, pero que no llegan a ostentar puestos de dirección. Es decir, más de la mitad de la audiencia no tiene representación en la toma de decisiones de los medios de información.
El grupo Prisa, que dirige Juan Luis Cebrián, busca relevo para el puesto de director, siendo la sugerencia Manuel Polanco, actual vicepresidente de la compañía. Los altos cargos de esta empresa pertenecen a hombres y lo mismo ocurre en la mayoría de las publicaciones de este grupo. El diario El País, medio de referencia de Prisa, tiene un equipo directivo plenamente masculino; su director, Antonio Caño, tiene cuatro directores adjuntos: David Alandete, Lluís Bassets, José Manuel Calvo y Jorge Rivera.
Otras publicaciones de este grupo son el deportivo As y el económico Cinco Días siguen una dinámica similar. Alfredo Relaño es director de As y su director adjunto es Alejandro Elortegui. Cinco Días está dirigido por Ricardo de Querol y su adjunto al director es José Antonio Vega.
El grupo Unidad Editorial tiene un presidente, Antonio Fernández Galiano y un vicepresidente, Giampaolo Zambeletti. Este grupo edita publicaciones como El Mundo, Marca o Expansión. El diario está dirigido por Francisco Rosell. Rafael Moyano y Joaquín Manso son los subdirectores. Pese a no ser generalistas, destacamos que la publicación deportiva Marca tiene un director, Juan Ignacio Gallardo, y cuatro subdirectores, todos ellos hombres. En cambio, Expansión está dirigido por Ana I. Pereda junto con dos subdirectores adjuntos: Manuel Pozo y Martí Sabals.
El diario ABC tiene un director, Bieito Rubido y cuatro personas encargadas de la subdirección: Montserrat Lluis Serret, Yolanda Gómez, Adolfo Garrido y José Ramón Alonso. Es uno de los pocos medios en los que hay dos subdirectoras. La Razón de Marhuenda tiene un presidente, un vicepresidente y tres subdirectores y una subdirectora, Pilar Gómez.
El presidente-editor de La Vanguardia es Javier Godó, Conde de Godó. El director es Màrius Carol. En la sección digital, David Cerqueda es director general y Jordi Juan director de contenidos. Otra sana excepción la encontramos en el digital Huffington Post, que dirige Montserrat Domínguez.
La situación actual del periodismo tradicional es y está masculinizada en exceso, y no parece que vaya a cambiar a corto plazo. La incorporación de las mujeres no es un acto de caridad, pues la Ley de Igualdad especifica en su artículo número 39 que “Todos los medios de comunicación respetarán la igualdad entre mujeres y hombres, evitando cualquier forma de discriminación”, pero esta disposición no se pone en práctica.
La prensa digital perpetúa la discriminación
Según el Informe Anual de la Profesión Periodística, este sector de la comunicación no alcanza la paridad tan necesaria para una prensa igualitaria y que pueda defender la igualdad legítimamente.
Observamos que InfoLibre, pese a su posición progresista y crítica con el poder, no alcanza la paridad en la dirección. El director editorial es Jesús Maraña. El director es Manuel Rico, el subdirector Juan Ortiz de Elguea y el jefe de redacción es Fernando Varela.
El Confidencial tiene una situación similar en cuanto a su dirección. El director Nacho Cardero cuenta con un director adjunto, Carlos Sánchez, dos adjuntos al director y dos subdirectores que son todos hombres. El Independiente cuenta con un director, Casimiro García-Abadillo, una adjunta al director Victoria Prego y un adjunto al director, Fernando Bermejo. Por último, eldiario.es, dirigido por Ignacio Escolar, cuenta con un subdirector, Gumersindo Lafuente, y una subdirectora, Neus Tomás. Ambos se han incorporado recientemente.
Las excepciones que dan esperanza
El periódico gratuito 20 minutos tiene una directora, Encarna Samitier, un subdirector Raúl Rodriguez y una directora jefa, Raquel Gómez. Diario Público está dirigido por dos mujeres, Ana Pardo de Vera y la adjunta a la dirección Virginia P. Alonso y La Marea tiene una directora, Magda Bandera y tres personas responsables de sección de las cuales dos son mujeres.
El periodismo está lejos de la paridad. El poder que vigila al poder no debe cometer los mismos errores que su vigilado. Una prensa comprometida con la población desfavorecida y representante de la ciudadanía debería ser paritaria e incluso llegar más lejos. La igualdad se elige, no llega por sí misma. Hay que ejercerla además de demandarla, ahora mismo la prensa no es un modelo legítimo para hablar de igualdad.