viernes. 29.03.2024

En el espacio público está, generalmente, más representado el hombre en las facetas económica, política y deportiva. Simbólicamente, los medios de comunicación relegan a la esfera privada a las mujeres que han logrado llegar a los más altos cargos públicos. Es decir, no se habla de su trabajo, sino de la ropa, el peinado que llevan, de cómo compaginan su vida laboral con las obligaciones del hogar, el cuidado de los hijos, etc., y con todas estas representaciones desacreditan y despolitizan a la mujer política.

Imágenes que muestran la falta de perspectiva de género en la información 

La portada de El País del 28 de abril del 2009 está ilustrada con una fotografía tomada a Carla Bruni y Letizia Ortiz de espaldas y caminando a la par, en la cual lo primero que se puede apreciar es el trasero de ambas.

Sexualización política y machismo en la portada de El País del 28 de abril del 2009

La portada de El Mundo del 16 de enero del 2009, presenta a la entonces portavoz del PP y actual vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, sentada en el suelo y descalza con un título muy representativo de la intención comunicativa que, en su conjunto, se perseguía: «A solas con Soraya». Por esta entrevista en la que Soraya Sáenz aprovechaba para ensalzar la figura de Mariano Rajoy, la política obtuvo multitud de críticas que la acusaban de ser «impropia» y «ridícula».


Sexualización de Soraya Sainz de Santamaría, entonces portavoz del PP,  en la portada de El Mundo del 16 de enero del 2009

De la revista Vogue, «El poder y la gloria» fue un reportaje del año 2004 titulado «Ocho mujeres para la historia», representando al gobierno socialista. Muchas personas manifestaron su indignación ante las fotografías donde siete de las ministras y la entonces Vicepresidenta de Gobierno, nombradas por José Luis Rodríguez Zapatero, posaban en las escalinatas del Palacio de la Moncloa, Ministerio de la Presidencia, para la revista de moda y lifestyle de tirada mundial, en supuesta defensa de un gabinete paritario y moderno.

Reportaje de Vogue «Ocho mujeres para la historia», 2004.

En los dos últimos casos vemos cómo se construye un espacio de intimidad  vinculado al hogar. Judith Butler pronostica que ser mujer u hombre supone asumir una serie de roles y estereotipos propios de cada género que nos identifican, no solo con los demás, sino que nos proporcionan «identidad» personal.

En el caso de las mujeres que ocupan cargos públicos, se vuelve en contra de su imagen pública, ya que se utiliza la estrategia del «doble vínculo» en el cual las mujeres deben mostrarse femeninas pero, si se muestran femeninas no son buenas políticas. Es decir, las mujeres que son juzgadas como femeninas son percibidas por poco competentes y, las que son competentes, son poco femeninas.

La imagen de la mujer en el deporte

Si ponemos el foco en la mujer deportista, nos preguntaremos cuál es la presencia y la representación de la mujer en la prensa deportiva. Podemos comprobar que -cuando aparece- no es precisamente por ser deportista; así lo refleja el análisis de las portadas digitales de los dos periódicos deportivos de mayor tirada (As y Marca), realizado por Javier Mayoral  y Montserrat Mera Fernández, concluyendo en que la presencia de la mujer en contextos periodísticos vinculados al deporte continúa siendo muy escasa.

De 5.105 imágenes contabilizadas en las portadas de estos dos medios (estudio de campo realizado entre finales de 2015 y principios de 2016), hay 584 donde aparece la mujer, en 275 (5,38%) aparecen mujeres relacionadas con alguna actividad deportiva, pero solo en el 2,45% se encuentra a una mujer deportista. Sin embargo, en 309 fotos aparecen mujeres que no tienen nada que ver con el deporte. El investigador advierte de que muchas de las mujeres que aparecen vinculadas al fútbol no son futbolistas, sino novias o esposas de los futbolistas, lo cual ocurre en 75 imágenes. Otro de los roles más publicados es el de modelo, con 118 imágenes y el de actriz, con 110.

Los datos constatan cómo los medios de comunicación refuerzan las estructuras del poder masculino, proyectando una imagen de la mujer envuelta en la cultura de masas, impregnando marcos estereotipados de la mujer en la ciudadanía. Estereotipos tan aceptados, que para la mayoría son naturales;  pero en realidad son creados; por eso debemos conocer la frontera entre lo natural (lo que Yo creo) y lo artificial (lo que el Yo encuentra creado: la estructura social), para ser más libres.
Pues si no cuestionamos a las instituciones que nos imponen estos y otros estilos de vida, estaremos condenados a reproducirlos. Como afirma Abril «el cambio social puede entenderse como cambio de imágenes».

Cómo los medios de comunicación refuerzan las estructuras masculinas de poder