En 2015 se estrenó en Ucrania la serie de televisión Servidor del Pueblo. El papel del protagonista, un joven profesor de historia de nombre Vasili Goloborodko, que accidentalmente termina como presidente de Ucrania, es interpretado por Volodímir Zelenski, por aquel entonces un reputado cómico tanto en Rusia como en Ucrania.
Goloborodko es un hombre carismático, sincero, valiente y humilde, aunque también es algo tímido y orgulloso. Se caracteriza por ser una persona inteligente que en sus ratos libres lee a Plutarco, aunque éste le haga quedarse dormido. Lleva a su manera el cargo de presidente, al que accede a través de un crowdfunding realizado por sus alumnos después de hacerse viral con un vídeo de YouTube. Va a trabajar en bicicleta, prescinde de todo lo ostentoso y prefiere el pragmatismo a los protocolos y lo políticamente correcto. Él mismo se compara con Piotr Stolipyn, Primer Ministro y ministro del Interior modernizador del Imperio Ruso de principios de siglo XX. “Le fue difícil trabajar en el sistema que le tocó, no podía subordinarse”, llega a decir el personaje.
La subordinación es un tema central para la Ucrania ficticia y la real: el poder en el país está disputado por Rusia, Europa, Estados Unidos y los propios oligarcas locales que se baten por el control territorial. La independencia se convierte en un argumento político crucial, y la comedia le sirve a Zelenski como plataforma de denuncia política y, a su vez, de promoción como futuro candidato. Su fama en la televisión lo llevó a regentar la Rada Suprema, el parlamento ucraniano.
Tras ganar las elecciones (las verdaderas) flotaba una pregunta: ¿Habría una cuarta temporada? El chiste fácil era que sería en formato documental, algo que no queda lejos de la realidad, pues Zelenski sigue publicando vídeos –esta vez junto a un youtuber– que se caracterizan por mantener siempre un carácter informal y aparecer con frecuencia rodeado de fans con los que se hace selfies.
Con el paso del tiempo, las similitudes entre Volodímir Zelenski y Vasili Goloborodko se han podido apreciar con mayor facilidad: mantiene siempre un tono humorístico, es una persona carismática y mediática, desprende cierto aire de informalidad y siempre prefiere obrar personalmente. Aunque también se ven notables diferentes: “no soy profesor ni soy pobre y soy más duro en el trabajo; yo ya vengo aprendido”, afirmaba en una entrevista antes de ser elegido presidente. Otras se han descubierto durante la marcha: él ya no habla ruso y ha tenido que perfeccionar el idioma ucraniano (“ese idioma que no se entiende”, como dice uno de los personajes de su serie de televisión).
Lo que ha quedado en evidendencia es una diferencia esencial: la subordinación. Es cierto que Vasili Goloborodko lo tenía mucho fácil, pues en la serie la península de Crimea pertenece a Ucrania, dentro del país no se libra ningún tipo de guerra ni conflicto armado, se daba a entender que Vladimir Putin estaba muerto y no aparecía ninguna transcripción con cierta conversación telefónica entre él y Donald Trump.
Esto no estaba en el guión
Recientemente ha sido desclasificada la transcripción de la conversación telefónica entre Trump y Zelenski mantenida en julio de 2019. Un intercambio en el que se pudo apreciar mucho más que simple cordialidad entre altos mandatarios. Dentro de la generalmente corrupta política ucraniana, no llamó tanto la atención de los medios que, por ejemplo, el siguiente fiscal general vaya a ser una persona “de confianza” de Zelenski, pero sí resulta reseñable el tono de ovación por parte de Zelenski hacia Trump. Según él mismo y la transcripción, tuvo que aprender mucho del máximo mandatario estadounidense en su última visita a EEUU. Se alojó en la Trump Tower y le dio la razón, “no al 100% sino al 1000%”, de que Estados Unidos ayudó considerablemente más que la Unión Europea en la resolución de la crisis ucraniana de 2014. Además, como buen "servidor", aceptó el encargo de Trump para que Ucrania investigase los trapos sucios de Joe Biden, del que las encuestas dicen que será uno de los principales candidatos para disputarle el Despacho Oval a Trump. “Trabajaremos en la investigación” fue la respuesta de Zelenski.
Tampoco pasaron desapercibidas las declaraciones de Zelenski sobre la escasa ayuda recibida por parte de Europa, en concreto de Angela Merkel y Emmanuel Macron, blanco de sus quejas. La Unión Europea le recordó de inmediato al presidente ucraniano que en los últimos años habían movilizado “más de 15.ooo millones de euros” en ayudas y préstamos. Zelenski reculó y dijo que no trató de hablar mal de nadie y que bien agradecía cualquier tipo de ayuda prestada. Tras el escándalo, incluso antes de la publicación de la transcripción telefónica, Zelenski aseguró que Trump no le había presionado, y que el único capaz de hacerlo era su hijo de 6 años.
A pesar de todo, éste no ha sido el único caso en el que Volodímir Zelenski se ha visto doblegado por otros mecanismos de poder. Sus pasos hacia resolver el conflicto en el Este del país no han sido bien recibidos por parte de la población ni de la oposición política. A principios de octubre cerca de 10.000 personas se manifestaron en la famosa plaza de Maidan. Las consignas que podían escucharse eran “capitular” o “rendirse al Kremlin” y aceptar la Fórmula Steinmeier, modo a proceder propuesto por Alemania en 2015 que concedería a la región de Donetsk y de Lugansk unas elecciones y, posteriormente, una ley de autonomía especial. Zelenski llegó a desplazarse hacia el frente del Este para mostrar que la propia población que allí reside está a favor de la retirada de tropas, no sin hacer de ello una producción audiovisual digna de película.
Happy to have had a warm meeting with @VP . Grateful that the USA will not change its position in support of Ukraine’s territorial integrity and sovereignty. We have a lot of spheres for cooperation! Looking forward to meeting @realDonaldTrump to continue our productive dialog! pic.twitter.com/PqtfZqNQ5b
— Володимир Зеленський (@ZelenskyyUa) 1 de septiembre de 2019
Volodímir Zelenski no ha parado de reiterar la inexistencia de ningún tipo de presión por parte de Donald Trump y Volodímir la posibilidad de abrir una investigación a Joe y Hunter Biden –hijo de Biden– está en manos del poder judicial, un órgano independiente a él. El presidente ucraniano, a causa de sus declaraciones, ha visto comprometido el apoyo y la simpatía de los republicanos y demócratas estadounidenses, pero también de las fuerzas políticas europeas.
El caso Biden
El hecho al que se refiere Trump tiene que ver con la actividad de Hunter Biden, hijo de Joe Biden, en la empresa de gas ucraniana Burisma Holdings, que fue investigada por un caso de corrupción del dueño de la compañía, el exministro de Ecología, Mykola Zlochevski, entre 2010 y 2012. Hunter entró a formar parte del equipo en 2014, a partir del Euromaidan (protestas antieuropeístas en Ucrania). Por tanto, lo que llamaba la atención de este caso era la acción de Joe Biden en 2016: presumir ante las cámaras de televisión de haber presionado al presidente ucraniano, entonces Piotr Poroshenko, para despedir a Viktor Shokin, el entonces fiscal general de Ucrania.
Según Biden, le dijo a Poroshenko que tenía seis horas para despedir al procurador; de lo contrario Ucrania no recibiría una ayuda económica de 1.000 millones de dólares. El procurador, que investigaba a la compañía Burisma, fue despedido y sustituido por Yuri Lutsenko, anteriormente encarcelado durante dos años por un caso de corrupción cuando fue ministro y catalogado por Estrasburgo como “preso político” y “persona de confianza”, según Joe Biden.
Tras asumir el cargo, Lutsenko declaró que Marie Yovanovitch, en ese momento recién nombrada embajadora de EE.UU en Ucrania, le entregó a este nuevo fiscal un listado de personas que no podían ser procesadas. En lo respectivo a los Biden, alegó que el exalcalde de Nueva York, Rudy Giuliani, le solicitó varias veces investigar a Hunter, y su respuesta fue que esto debía hacerse por parte de las agencias correspondientes de Estados Unidos, pues para las leyes ucranianas no había cometido ningún delito. Con la llegada de Zelenski las tornas dieron un vuelco: Yuri Lutsenko fue cesado de su cargo a finales de agosto de 2019 y Marie Yovanovitch tan solo tres días después de que Zelenski ocupara el cargo de presidente.
En la Ucrania ficticia Vasili Goloborodko proclamaba en su discurso de investidura que sería “un candidato que no gustaría al principio, pero que admirarían al final”. En la Ucrania real, Volodímir Zelenski dejó una frase que fue objeto de titular en su investidura: “he dedicado toda mi vida en hacer reír a los ucranianos, en los próximos 5 años trabajaré para que no lloren”. No ha pasado ni un solo año desde su toma de cargo, pero queda por ver a quién servirá el "servidor del pueblo" y si, finalmente, estamos ante una comedia o una tragedia.